¡Venga que en julio ya levanta la Vía Láctea para poder fotografiarla!
La Vía Láctea, nuestra galaxia, no está hecha de leche, sino de harina. Es como una ensaimada de Mallorca. Pero, como estamos metidos dentro, no podemos apreciar esa forma. Estamos a mitad de camino entre el centro, la parte más densa, y un extremo. Así que la banda luminosa que vemos en el cielo de verano es como si viéramos la ensaimada cortada por la mitad, pero desde dentro.
Todas las estrellas que vemos en el cielo a simple vista, hacia todos los lados, pertenecen a nuestra galaxia. Pero la parte central de la ensaimada está tan lejos que allí no podemos distinguir la harina, las estrellas. Vemos el resplandor lejano de muchos miles de millones de estrellas. También hay estrellas en las zonas oscuras, pero el polvo interestelar no nos permite verlas. Y las que distinguimos como puntos están muy cerca. Todas están metidas en una esfera del tamaño de un guisante, dentro de la ensaimada.
Así que en el interior de ese guisante están distribuidas las dos o tres mil estrellas que vemos a simple vista. Pero hay muchas más dentro de esa distancia. Quizá cinco veces más. Lo que pasa es que son pequeñas o poco brillantes y nuestros ojos no llegan a verlas.
Todas las estrellas que puedes ver son más grandes que nuestro Sol.
Fui al molino para comprobar si se sigue moliendo la harina para hacer más galaxias. No me atreví a entrar. Coloqué la cámara para ver si cazaba el destello de alguna perseida cerca del centro galáctico. Y, de repente, mi sombra apareció junto a la puerta. Me giré para ver de dónde venía la luz que la provocaba y vi que me iluminaban los faros de un coche lejano. Cuando el coche desapareció y me volví hacia el molino, la sombra todavía seguía ahí. Lentamente se giró y atravesó la puerta. Yo, inmóvil, llegué a ver cómo se asomaba por la ventana. Después, cuando mi sombra regresó a mis pies, me contó que ya no quedaba nada para moler en el molino.
Algún día, alguna noche, mandaré hacia el centro galáctico a mi sombra para ver si encuentra cabello de ángel.
El día 21 tendremos Luna llena. Aprovecha su salida para hacerle alguna foto.
¿Ya tienes prismáticos? Te irán bien para sostener a mano unos 10x50 y si vas a sujetarlos con trípode unos 15x70. Busca la constelación de Sagitario, con forma de tetera. Parece que le sale humo por el pitorro. Es el centro de la Vía Láctea y el espectáculo está asegurado. Busca alguna nebulosa, recórrela con atención y déjate llevar. Ahí está la nebulosa de la Laguna, M8, que en cielos muy oscuros puede llegar a verse a simple vista. Y un poco más arriba tienes la Nebulosa Trífida, M20.
Tienes a tiro un montón de cúmulos globulares. Esos apelotonamientos de cientos de miles de estrellas que giran alrededor del plano de nuestra galaxia. El más brillante es M13 en Hércules, pero será más fácil encontrar M4 junto a la estrella Antares o M22 en Sagitario. Los verás como pelotillas desenfocadas.
El triángulo de verano ya se ve alto en el cielo. Está formado por tres estrellas brillantes. Vega, Altair y Deneb. En la Lira, junto a Vega, puedes ver la estrella Doble doble. Con un telescopio potente verías que en realidad son cuatro.
También puedes encontrar la nebulosa de la mancuerna, M27.
Y en la cabeza del dragón tienes a Kuma, otra estrella doble fácil de encontrar.
El cúmulo M11 es un grupo de estrellas que nacieron juntas. Con unos prismáticos potentes se ve fantástico.
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