Veranillo, veranillo...
Ver a Vega,
ver anillo.
Este mes es fantástico para mirar al cielo por la noche. Un rato después del anochecer ya tienes a la estrella Vega muy alta en el cielo, en la constelación de la Lira. Si miras con unos prismáticos a la estrella que hay junto a ella en dirección a Deneb, verás que es doble. Y si la miras con un telescopio potente, puedes llegar a darte cuenta que cada una de las dos componentes a su vez también es doble. Vamos, que esa estrella son cuatro unidas gravitacionalmente... Vaya borrachera con La Lira...
En el triángulo de verano, en el camino desde Altair a Vega, encontrarás a simple vista un borroncillo, que si lo miras con prismáticos verás que es el cúmulo de la percha. Una percha perfecta, aunque esté boca abajo.
Siguiendo con estrellas dobles para ver con prismáticos no te pierdas Albireo con sus dos componentes coloreadas. Y la más fácil de ver, aunque no de pronunciar: Zubenelgenubi, en Libra.
Este mes tienes a la Vía Láctea cruzando el cielo. Busca un lugar muy oscuro. Merece la pena.

Aún quedan lugares con playas bastante oscuras para disfrutar viendo el centro de nuestra galaxia. Esta playa la encontré en medio del Atlántico.
Perseidas que capté hace unos años a lo largo de toda la noche el 12 de agosto sobre el castillo de Loarre.

Conforme pasan los años va cambiando nuestra posición con respecto al plano en el que están sus anillos. Acabamos de estar en el mismo plano y ahora, año tras año, volveremos a apreciarlos con más detalle.
El verano de 2024 pude fotografiar a Saturno ocultándose y reapareciendo tras la Luna.
Detalle de la reaparición, cambiando el ángulo.
En cuanto a nebulosas, viveros de estrellas, la más brillante que tienes es la nebulosa de la Laguna M8 en Sagitario.
Y más tenue, en el triángulo de verano, está la nebulosa de la Mancuerna M27. Un sarcófago de estrella moribunda...
Sin dejar los prismáticos busca el cúmulo de los patos salvajes, M11, junto a la cola del Águila. Son estrellas hermanas que ya son jovenzuelas.
Tienes varios cúmulos globulares para ver con prismáticos. Son pelotillas de cientos de miles de estrellas que están en el halo galáctico, por encima y debajo del plano de nuestra galaxia. El más grande es M13, en Hércules. Pero si no te tumbas te acabará doliendo el cuello.
Pero M22 es muy brillante y fácil de encontrar encima de la tapa de la tetera de Sagitario. No te dolerán las cervicales al buscarlo.
Fácil de encontrar, pero menos brillante, es M4 a la derecha de la estrella Antares
Con un teleobjetivo de 135mm podemos ver la estrella anaranjada Antares abajo y a su derecha el cúmulo globular M4.
A simple vista puedes ver a Mu Cephei, la llamada estrella granate de Herschel. Es la estrella más rojiza que puedes ver en el cielo. Quizá sea la estrella más lejana que podamos ver a simple vista, pero es que es descomunalmente grande. De las más grandes conocidas. Para que te hagas a la idea del tamaño piensa que la luz tardaría 0,1 segundo en recorrer el perímetro de nuestro planeta, 14 segundos el del sol ¡y casi 7 horas el de la estrella granate de Herschel! Pffffff... Una estrella granate que le saca los colores a cualquiera.
En la siguiente foto retraté a la Nebulosa de la Trompa de elefante junto a la estrella Mu Cephei. La hice con un objetivo de 135 mm.
¿Quieres más? Este mes de agosto te propongo información extra por si tienes acceso a un pequeño telescopio. Allá va:
Aquí va una "historieta" que escribí, basada en el mito de Orfeo y Eurídice, para "Delirio Cósmico":
¿Y si el mito fuera cierto?
He ido al taller a recoger la moto y Helena, mi mecánica, que es griega, me ha contado algo que le trae de cabeza. Por lo visto, hace unos días, Orfeo y Eurídice se casaron. Orfeo había dejado el orfeón, y ya le han cambiado el nombre al coro. Ya no es el Orfeón. Ahora, al irse, se llama “ ́n”. Nada más que la tilde y la n final.
Helena cantaba con él, y dice que ha sido una pérdida terrible, que con la lira era un auténtico virtuoso. Por lo visto, cuando la toca, puede hacer llorar a los árboles y a las piedras.
Eurídice se había enamorado perdidamente de esa manera de tocar. Llevaban ya un tiempo juntos y al final se han casado. Pero no han podido tener peor suerte. El mismo día de la boda, una víbora mordió a la joven en un pie. No pudieron hacer nada. Falleció en unas horas.
Y, según parece, ella descendió al inframundo, que es algo así como el infierno pero sin ese componente de castigo. Por lo visto es donde iremos todos al terminar la vida. Imagino que está entre el cementerio y la gasolinera. Pues ahí se plantó Orfeo con su lira. En las puertas del mismísimo inframundo. Y empezó a tocar. Me cuenta Helena que la música le ablandó el alma a Hades, el guarda de seguridad del inframundo. Y empezó a llorar de tal forma que terminó accediendo a que Eurídice volviera con él al pueblo, a terminar de vivir lo no vivido. Pero les puso una condición: Orfeo iría delante y no podría volver la vista hacia ella hasta que los rayos del Sol bañaran a la joven. Tendría que confiar ciegamente en que ella le seguía.
Y así lo estaba haciendo. Aguantándose las terribles ganas de mirarla. Cuando salieron al Sol y Orfeo se volvió hacia ella, lo primero que vio fue que aún tenía un pie en la zona sombría. No pudo remediar la tragedia. Ella se desvaneció diluyéndose, alejándose, para siempre. Y ahora Orfeo no para de llorar. ¡Qué tragedia!
Helena ha catasterizado la lira. Por lo visto, de joven, hizo un curso de tornera fresadora y sabe cómo hacer estas cosas. Pero lo asombroso es que al colocar las estrellas allí arriba, junto a Vega, para dejarlas en forma de constelación, dice que ha encontrado una alianza de bodas con una inscripción en el interior: Orfeo y Eurídice. Amor eterno.
Y claro, ahora me está fundiendo a preguntas... que si los mitos son reales, que si nadie sabía que allí había un anillo, que era imposible verlo cuando ocurrió esta historia, que si las casualidades no son tales, que si las sincronicidades se dan porque toda la conciencia es una. Que si Jung. Que si el yo se oculta tras ideales supuestamente nobles, y que por eso se mata a los profetas...
¿Y yo qué le voy a decir? Pues que igual tiene razón... que cada vez que miro por el telescopio a la constelación de la lira no puedo dejar de ver el anillo de Eurídice.
Y seguimos con nuestro vistazo al cielo de agosto... Además de los cúmulos globulares ya comentados puedes ver unos cuantos más. Son M92, M10, M12, M15, M3 y M5.
M10 y M12 en la constelación de Ofiuco.
En cuanto a cúmulos abiertos te he señalado M6, M7, M39 y el cúmulo doble de Perseo, que ya empieza a asomar.
Si quieres un extra de nebulosas puedes buscar M17 y M16.
Nebulosa del Águila, M16, con sus famosos "Pilares de la creación".
Detalle de la galaxia del cigarro, M82.

Y ya empieza a asomar la gran galaxia de Andrómeda, M31, que puedes verla con cualquier prismático, incluso a simple vista en cielos muy oscuros. Esta fotografía se la hice con 135 mm.
Y si tienes equipo de fotografía con guiado y seguimiento, no olvides que la constelación del Cisne es una fuente de astrofotografías espectacular...

No hay comentarios:
Publicar un comentario